Vive el Evangelio de la Vida Declaración para el Mes Respetemos la Vida, octubre de 2020
Reverendísimo Joseph F. Naumann, presidente del Comité para las Actividades Pro-Vida
Los católicos en Estasdos Unidos pronto celebraremos el mes de octubre como el Mes Respetemos la Vida. Es un tiempo para focalizar el invaluable regalo de Dios de la vida humana y nuestra responsabilidad de cuidar, proteger y defender la vida de nuestros hermanos y hermanas.
El tema de este año “Vive el Evangelio de la Vida” fue inspirado por la conmemoración del 25° aniversario de la encíclica de san Juan Pablo, El Evangelio de la Vida. La defensa del derecho a la vida de los niños en el vientre materno, de los ancianos, las personas con incapacidades y los marginados que el Papa Juan Pablo expresara magistralmente es más pertinente hoy que nunca.
El pasado noviembre los obispos de EE.UU. reafirmaron que “la amenaza del aborto sigue siendo nuestra máxima prioridad, porque ataca directamente la vida misma, porque tiene lugar dentro del santuario de la familia y por la cantidad de vidas destruidas”. Aunque notamos que no es posible “descartar o ignorar otras graves amenazas para la vida y la dignidad humanas, como el racismo, la crisis ambiental, la pobreza y la pena de muerte”, renovamos nuestro compromiso para proteger el más fundamental de todos los derechos humanos: el derecho a la vida.
Este enero pasado, compartí con el Papa Francisco que los obispos de Estados Unidos habían sido criticados por algunos por haber identificado la protección de los no nacidos como la máxima prioridad. El Santo Padre expresó su apoyo a nuestra iniciativa notando que si no defendemos la vida, ningún otro derecho tiene importancia. El Papa Francisco dijo que el aborto no es, en primer lugar, un asunto católico o religioso, es primero y sobretodo un asunto de los derechos humanos.
El Evangelio de la Vida proporciona un mapa para construir la cultura de la vida y la civilización de amor. El importante trabajo de transformar nuestra cultura empieza por dejar que el Evangelio de Cristo toque y transforme nuestro corazón y las decisiones que tomamos. Que procuremos imitar a Cristo y seguir sus huellas preocupándonos por los más desamparados entre nosotros. Que por la intercession de Nuestra Señora de Guadalupe, Nuestro Señor nos conceda la gracia de vivir su Evangelio de vida con valentía y fidelidad.